CARTA PÚBLICA A LOS SOCIOS DE POLICLÍNICA TÁCHIRA
(Remitido publicado en La Nación, del 30 de noviembre de 2.011. Cuerpo C, Página 3)
Hace más de cuarenta (40) años se escribía la historia de una nueva etapa de Policlínica Táchira, pasamos de nuestra sede de origen, ubicada en el centro de la ciudad de San Cristóbal, al nuevo edificio ubicado en la lejana avenida 19 de Abril. Esa historia la escribimos 28 socios, gracias a la visión de los doctores: Chucho González, José Antonio Rad y Francisco Cuesta. Para esa época en la sede del centro se encontraba el Laboratorio Clínico Dámaso Mota, dirigido por el insigne Bioanalista Dámaso Mota, quien decide permanecer en su laboratorio y no participar en la Policlínica Táchira de la Avenida 19 de Abril. Ante esta decisión, los Doctores promotores de la nueva sede de Policlínica, junto al Doctor Romero Lobo, contactan a cuatro bioanalistas para que participen en la sociedad e instalen y regenten el servicio de Laboratorio Clínico, y así asumimos el reto junto a los socios médicos e inversionistas los bioanalistas: Belmira de Rojas, Lorenzo Chacón, Arnaldo Méndez y mi persona Ilia Rincón de Urdaneta. En mi caso, asumí junto a mi fallecido esposo compromisos financieros importantes para disponer de los recursos necesarios para la suscripción de la acción de Policlínica y para la compra de los equipos e instalación del Laboratorio. Laboratorio al que he dado todos los años de mi vida y ha significado mi sustento y el de mis dos hijos, quienes por los designios de Dios, perdieron a su padre a muy temprana edad y aprendieron a querer al laboratorio como su hogar. Entre mi trabajo diario se criaron, viéndome trabajar, acompañando mis guardias y sufrieron las necesidades que tuvimos hasta que pagamos los compromisos financieros y pude sobreponer la falta de su padre. Doy gracias a Dios todos los días por haberme permitido tener una profesión y un trabajo junto a dos grandes hombres como lo son Lorenzo y Arnaldo, que también se de sus dificultades y sacrificios, para poder llevar una vida honesta con decoro y reconocimiento. También pido todos los días a Dios me permita vivir con la tranquilidad y decoro a los que tengo derecho en el ocaso de mis días y pueda dejar a mis hijos algo más que la educación que les di y la formación cristiana y honesta que les inculqué.
Con la vergüenza de que siendo parte de ustedes tenga que dirigirme de esta forma a la comunidad de socios de Policlínica Táchira, quiero expresarles mis consideraciones a lo que, en mi parecer, han querido hacer ver los directivos actuales al resto de socios con relación a la instalación y apertura del servicio de Laboratorio Clínico de Policlínica Táchira, diferente al que veníamos operando a través del Laboratorio Clínico Bacteriológico Táchira, C.A.
Siempre entendí que todos, Médicos y profesionales de la salud socios, teníamos el derecho de ejercer nuestra profesión con carácter de exclusividad en el ámbito de la Policlínica y más cuando hemos sido profesionales excelentes, responsables y siempre dispuestos a mejorar nuestro centro de salud.
Pero que duro es perder a mis setenta y tres años esos beneficios y verme ofendida, señalada y acusada hasta en el honor, que duro ver como los jóvenes desprecian y discriminan a los mayores y con la sola excusa de la ignorancia, cobardemente culpan de sus desdichadas, discriminatorias e inmorales acciones a los menesteres de los abogados.
Comencé a darme cuenta de la triste realidad cuando un joven médico socio, que de seguro no conoce de sacrificios extremos, hijo de otro médico socio que por su trabajo honesto y por los beneficios de pertenecer a Policlínica Táchira pudo darle las comodidades y oportunidad de formarse profesionalmente, tuvo la osadía de mostrar públicamente, en Asamblea, todo su desprecio y falta de escrúpulos al comparar nuestro Laboratorio y nuestro esfuerzo de casi cuarenta años con un carro viejo, con una chatarra y lo más lamentable, ante el aplauso de una gran mayoría de ustedes.
Y así me han tratado los que han dirigido la Policlínica, como a una chatarra. Me quitaron mis derechos de socia, desde hace tres años no me pagan lo que me adeudan, me ofrecen lo que ellos quieren y no lo que realmente nos corresponde a mi y a mis compañeros Lorenzo y Arnaldo que cuentan ya con 77 y 84 años de edad, se niegan a conciliar las cuentas, no quieren reconocer compensación alguna por la moratoria, pretenden desalojarnos del local que ocupamos sacando nuestros bienes a la calle y lo peor para mi honor, me han acusado ante la Fiscalía como una estafadora cuando nunca le he quitado ni he pretendido quitarle un bolívar a nadie.
En esa misma reunión como muestra de nuestra disposición ante la intención de Policlínica de abrir el Servicio de Laboratorio, ofrecimos una propuesta de arreglo donde recibiríamos lo que nos adeudaban hasta la fecha, un pago compensatorio razonable por los recursos de nuestro Laboratorio y nuestra participación por unos años en el nuevo servicio; esta propuesta era tan equitativa que la Policlínica pagaría con la misma producción del nuevo servicio, sin afectar sus utilidades acumuladas, y significaba el cese inmediato de nuestro Laboratorio. Nosotros contribuimos a los ingresos anuales de Policlínica por casi 40 años con el treinta (30%) de los ingresos de nuestro Laboratorio facturados a Policlínica, pedíamos en nuestra propuesta que fuera ese mismo porcentaje para nosotros, pero solo por cinco (5) años.
Nunca me he negado a la existencia de un Laboratorio que pertenezca a la Policlínica, pero siempre he reclamado mi derecho de especialista socia a participar de él, como participan los radiólogos del servicio de Imágenes, el hematólogo del servicio de Banco de Sangre o la Nutricionista del servicio de alimentación de la clínica o a recibir la justa compensación por el Laboratorio que regentamos.
Estoy convaleciente de una operación de tobillo por un lamentable accidente, al llegar a la Emergencia de Policlínica no había manera de acceder a los beneficios de socios que requieren atención médica, simplemente no estaba registrada en el sistema como socia, ese hecho me motiva a dirigirme a ustedes de esta manera.
Quiero decirles que mi honor lo defenderé hasta que lo vea restituido y no lo hago solo por mí y mis hijos, lo hago por ustedes, sobre todo por los jóvenes, para que no se miren en nuestro espejo cuando sean mayores y alguien pretenda despreciarlos y señalarlos como chatarra; lo defenderé ante la misma Fiscalía y de seguro me asistirá la justicia y quienes hayan pretendido ofenderme verán las consecuencias.
Contrario a las acciones que han intentado contra nosotros, las por nosotros intentadas hasta la fecha, en ningún momento han ido en contra del patrimonio de Policlínica Táchira, ni en contra de la integridad personal de sus directivos o socios, nuestras acciones legales siempre han estado enfocadas en primer lugar, a defender la Relación Societaria que nos une a todos los miembros de Policlínica Táchira con el objetivo común de poder ejercer las especialidades de los socios con carácter de exclusividad mientras pertenezcamos a Policlínica Táchira, garantizando el bien común de todos, representado en ganar nuestro sustento y lograr desarrollo personal, familiar y profesional.
Las acciones por nosotros intentadas en la disputa legal no han sido más que las necesarias para obtener la justicia merecida, hemos intentado la nulidad de la Asamblea que acordó abrir el servicio de Laboratorio ignorando nuestra participación, hemos intentado el cobro de lo que nos deben y hemos intentado restituir las condiciones de igualdad de competencia entre los socios, siempre hemos anunciado a la Junta Directiva las acciones antes de intentarlas y siempre hemos manifestado nuestra voluntad de arreglo, hay gran cantidad de cartas que hemos cursado a la Junta que prueban lo dicho, están a la orden de cualquier socio que quiera verificarlas.
Nuestra sociedad esta llena de acciones egoístas, discriminatorias y cobardes, de verdad llamamos a gritos a las revoluciones,
Ilia Rincón de Urdaneta
C.I. 1.523.647
Hace más de cuarenta (40) años se escribía la historia de una nueva etapa de Policlínica Táchira, pasamos de nuestra sede de origen, ubicada en el centro de la ciudad de San Cristóbal, al nuevo edificio ubicado en la lejana avenida 19 de Abril. Esa historia la escribimos 28 socios, gracias a la visión de los doctores: Chucho González, José Antonio Rad y Francisco Cuesta. Para esa época en la sede del centro se encontraba el Laboratorio Clínico Dámaso Mota, dirigido por el insigne Bioanalista Dámaso Mota, quien decide permanecer en su laboratorio y no participar en la Policlínica Táchira de la Avenida 19 de Abril. Ante esta decisión, los Doctores promotores de la nueva sede de Policlínica, junto al Doctor Romero Lobo, contactan a cuatro bioanalistas para que participen en la sociedad e instalen y regenten el servicio de Laboratorio Clínico, y así asumimos el reto junto a los socios médicos e inversionistas los bioanalistas: Belmira de Rojas, Lorenzo Chacón, Arnaldo Méndez y mi persona Ilia Rincón de Urdaneta. En mi caso, asumí junto a mi fallecido esposo compromisos financieros importantes para disponer de los recursos necesarios para la suscripción de la acción de Policlínica y para la compra de los equipos e instalación del Laboratorio. Laboratorio al que he dado todos los años de mi vida y ha significado mi sustento y el de mis dos hijos, quienes por los designios de Dios, perdieron a su padre a muy temprana edad y aprendieron a querer al laboratorio como su hogar. Entre mi trabajo diario se criaron, viéndome trabajar, acompañando mis guardias y sufrieron las necesidades que tuvimos hasta que pagamos los compromisos financieros y pude sobreponer la falta de su padre. Doy gracias a Dios todos los días por haberme permitido tener una profesión y un trabajo junto a dos grandes hombres como lo son Lorenzo y Arnaldo, que también se de sus dificultades y sacrificios, para poder llevar una vida honesta con decoro y reconocimiento. También pido todos los días a Dios me permita vivir con la tranquilidad y decoro a los que tengo derecho en el ocaso de mis días y pueda dejar a mis hijos algo más que la educación que les di y la formación cristiana y honesta que les inculqué.
Con la vergüenza de que siendo parte de ustedes tenga que dirigirme de esta forma a la comunidad de socios de Policlínica Táchira, quiero expresarles mis consideraciones a lo que, en mi parecer, han querido hacer ver los directivos actuales al resto de socios con relación a la instalación y apertura del servicio de Laboratorio Clínico de Policlínica Táchira, diferente al que veníamos operando a través del Laboratorio Clínico Bacteriológico Táchira, C.A.
Siempre entendí que todos, Médicos y profesionales de la salud socios, teníamos el derecho de ejercer nuestra profesión con carácter de exclusividad en el ámbito de la Policlínica y más cuando hemos sido profesionales excelentes, responsables y siempre dispuestos a mejorar nuestro centro de salud.
Pero que duro es perder a mis setenta y tres años esos beneficios y verme ofendida, señalada y acusada hasta en el honor, que duro ver como los jóvenes desprecian y discriminan a los mayores y con la sola excusa de la ignorancia, cobardemente culpan de sus desdichadas, discriminatorias e inmorales acciones a los menesteres de los abogados.
Comencé a darme cuenta de la triste realidad cuando un joven médico socio, que de seguro no conoce de sacrificios extremos, hijo de otro médico socio que por su trabajo honesto y por los beneficios de pertenecer a Policlínica Táchira pudo darle las comodidades y oportunidad de formarse profesionalmente, tuvo la osadía de mostrar públicamente, en Asamblea, todo su desprecio y falta de escrúpulos al comparar nuestro Laboratorio y nuestro esfuerzo de casi cuarenta años con un carro viejo, con una chatarra y lo más lamentable, ante el aplauso de una gran mayoría de ustedes.
Y así me han tratado los que han dirigido la Policlínica, como a una chatarra. Me quitaron mis derechos de socia, desde hace tres años no me pagan lo que me adeudan, me ofrecen lo que ellos quieren y no lo que realmente nos corresponde a mi y a mis compañeros Lorenzo y Arnaldo que cuentan ya con 77 y 84 años de edad, se niegan a conciliar las cuentas, no quieren reconocer compensación alguna por la moratoria, pretenden desalojarnos del local que ocupamos sacando nuestros bienes a la calle y lo peor para mi honor, me han acusado ante la Fiscalía como una estafadora cuando nunca le he quitado ni he pretendido quitarle un bolívar a nadie.
En esa misma reunión como muestra de nuestra disposición ante la intención de Policlínica de abrir el Servicio de Laboratorio, ofrecimos una propuesta de arreglo donde recibiríamos lo que nos adeudaban hasta la fecha, un pago compensatorio razonable por los recursos de nuestro Laboratorio y nuestra participación por unos años en el nuevo servicio; esta propuesta era tan equitativa que la Policlínica pagaría con la misma producción del nuevo servicio, sin afectar sus utilidades acumuladas, y significaba el cese inmediato de nuestro Laboratorio. Nosotros contribuimos a los ingresos anuales de Policlínica por casi 40 años con el treinta (30%) de los ingresos de nuestro Laboratorio facturados a Policlínica, pedíamos en nuestra propuesta que fuera ese mismo porcentaje para nosotros, pero solo por cinco (5) años.
Nunca me he negado a la existencia de un Laboratorio que pertenezca a la Policlínica, pero siempre he reclamado mi derecho de especialista socia a participar de él, como participan los radiólogos del servicio de Imágenes, el hematólogo del servicio de Banco de Sangre o la Nutricionista del servicio de alimentación de la clínica o a recibir la justa compensación por el Laboratorio que regentamos.
Estoy convaleciente de una operación de tobillo por un lamentable accidente, al llegar a la Emergencia de Policlínica no había manera de acceder a los beneficios de socios que requieren atención médica, simplemente no estaba registrada en el sistema como socia, ese hecho me motiva a dirigirme a ustedes de esta manera.
Quiero decirles que mi honor lo defenderé hasta que lo vea restituido y no lo hago solo por mí y mis hijos, lo hago por ustedes, sobre todo por los jóvenes, para que no se miren en nuestro espejo cuando sean mayores y alguien pretenda despreciarlos y señalarlos como chatarra; lo defenderé ante la misma Fiscalía y de seguro me asistirá la justicia y quienes hayan pretendido ofenderme verán las consecuencias.
Contrario a las acciones que han intentado contra nosotros, las por nosotros intentadas hasta la fecha, en ningún momento han ido en contra del patrimonio de Policlínica Táchira, ni en contra de la integridad personal de sus directivos o socios, nuestras acciones legales siempre han estado enfocadas en primer lugar, a defender la Relación Societaria que nos une a todos los miembros de Policlínica Táchira con el objetivo común de poder ejercer las especialidades de los socios con carácter de exclusividad mientras pertenezcamos a Policlínica Táchira, garantizando el bien común de todos, representado en ganar nuestro sustento y lograr desarrollo personal, familiar y profesional.
Las acciones por nosotros intentadas en la disputa legal no han sido más que las necesarias para obtener la justicia merecida, hemos intentado la nulidad de la Asamblea que acordó abrir el servicio de Laboratorio ignorando nuestra participación, hemos intentado el cobro de lo que nos deben y hemos intentado restituir las condiciones de igualdad de competencia entre los socios, siempre hemos anunciado a la Junta Directiva las acciones antes de intentarlas y siempre hemos manifestado nuestra voluntad de arreglo, hay gran cantidad de cartas que hemos cursado a la Junta que prueban lo dicho, están a la orden de cualquier socio que quiera verificarlas.
Nuestra sociedad esta llena de acciones egoístas, discriminatorias y cobardes, de verdad llamamos a gritos a las revoluciones,
Ilia Rincón de Urdaneta
C.I. 1.523.647
Comentarios
No puedo imaginar sus sentimientos para decidirse a publicarla por este medio.
Da muchísima pena que, ciertamente, hay una generación que cree haber descubierto el agua tibia y subestima al resto de las personas.
Espero que usted tenga justicia, la de Dios y la de los hombres.
No se rinda. Usted no consiguió nada fácil o regalado.
Lorena E. Arráiz
Pablo J. Vivas P.
Merangel Trujillo Silva
La vida nos construye muros, que imposibilitan que veamos lo que con mucho esfuerzo, durante largos años de nuestra vida hemos creado.
Para información de todos, la Dra. Nilvic Franco es la CONSULTOR JURIDICO de Policlinica Táchira y uno de los abogados actuantes en nuestra contra.
Una vez más, gracias.
ILIA RINCON DE URDANETA
No creo que sea una mera TORPEZA de la directiva de la clínica. Desde hace algún tiempo nos bloquearon dentro de la clinica, nos sacaron del sistema, no podemos ser interconsultados dentro de la clínica, como el resto de los socios.
Desde que apareció el escrito he recibido muchas (más de las que esperaba) manifestaciones de apoyo, manifestaciones que me alientan a seguir. He recibido aliento de personas que no conocia, de viejos amigos, de mujeres que se sienten maltratadas al verme maltratada, de ex-socios de Policlinica, de Socios activos de la clinica, de empleados de la clínica y de toda mi familia.
No me queda otro camino que usar las únicas armas que conozco: la razón y la palabra.
Seguiré escribiendo. Escribiré por estos medios, escribiré en las redes sociales. Escribiré en los periódicos regionales y, por qué no, nacionales. Afortunadamente aprendí a escribir y en lugar de maltratar planteo la resistencia NO VIOLENTA, como Gandhi.
Ilia Rincón de Urdaneta
Cesar Gonzalez